El liderazgo no se trata de posición o autoridad.
No se trata de grandes discursos o grandes visiones.
El liderazgo implica involucrar a otros para resolver desafíos abrumadores. Esos desafíos aparecen en nuestra vida profesional, en nuestras comunidades, en nuestras familias, y parecen irresolubles, más allá de nuestra capacidad para ver lo que hay que hacer o fuera de nuestra capacidad para realizar los cambios necesarios.
Ellos no son.
Porque el liderazgo es una actividad: pequeñas acciones realizadas en momentos de oportunidad. Y a medida que empiezas a mirar a tu alrededor, puedes empezar a ver más de esos momentos, aprovechar la oportunidad en esos momentos. Lo más importante es que puedes ayudar a otros a ver esas oportunidades también.
Es por eso que todos pueden liderar y el verdadero poder para resolver nuestros desafíos más importantes es cuando todos lideran.