Nacida de madre católica y padre musulmán, Patti nunca está segura de qué religión seguir, ni siquiera de ninguna. En su juventud y en sus veintitantos años, explora numerosas religiones, pero ninguna le habla al alma. No puede aceptar la idea de que un grupo tiene toda la verdad y todos los demás están equivocados, confundidos, infieles, una secta o ardiendo en el infierno para siempre. Limitar su pensamiento con fines religiosos es como vivir en un cubículo y no poder mirar por encima de la pared y ver lo que sucede afuera. Quiere pensar por sí misma, estudiar, analizar y practicar sin inhibiciones. ¿Por qué Dios sólo aceptaría las prácticas y oraciones de un grupo en particular y no de otros? Un Dios omnisciente no puede ser tan mezquino, ¿verdad? Finalmente concluye que simplemente no lo sabe y se tambalea en un vacío espiritual por un tiempo. Pero cuando le diagnostican una enfermedad grave y la atormentan los demonios internos de su pasado, se resquebraja y se desmorona. Emociones profundas y enterradas brotan a la superficie, sacudiéndola hasta lo más profundo. Impulsada a buscar respuestas y encontrar la paz interior, clama al cielo pidiendo ayuda. En consecuencia, se sumerge en una aventura espiritual que hace explotar sus conceptos de la realidad y la abre a un mundo nuevo y valiente donde las almas hablan, los árboles emiten campos de energía, las rocas tienen vida y Dios está en todas partes.