El machismo puede hacernos llorar, pero también reír. No en sus aspectos más violentos y degradantes, pero sí en sus expresiones cotidianas más sutiles, las que se expresan en la vida diaria de todos nosotros.
Si bien la violencia contra las mujeres es su manifestación más extrema, existen mecanismos más sutiles que se expresan en la comunicación, el trabajo, la salud y la sexualidad mediante roles de género sumamente rígidos, limitantes e ineficientes.
Que las mujeres tengan menos acceso al trabajo bien remunerado equivale a desperdiciar un inmenso capital humano; que tengan menor poder de compra privada a las empresas de un nicho de mercado importante.
Esta nueva edición incluye un capítulo sobre el movimiento #MeToo
DESCRIPCIÓN EN INGLÉS
El machismo puede hacernos llorar, pero también puede hacernos reír. No en su forma más violenta y degradante, sino en sus expresiones cotidianas más sutiles, las que se expresan en la vida cotidiana.
Si bien la violencia contra las mujeres es su expresión más extrema, existen formas más sutiles que se expresan en la comunicación, el trabajo, la salud y la sexualidad a través de roles de género extremadamente rígidos e ineficientes. El hecho de que las mujeres tengan menos acceso a una remuneración justa en el trabajo significa desperdiciar un inmenso activo humano; tener menos poder adquisitivo priva a las empresas de un importante nicho de mercado.
Esta nueva edición incluye un nuevo capítulo sobre el movimiento #MeToo.
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