En tiempos pasados, no era raro que un buscador de conocimiento solicitara el consejo de un Anciano; alguien experto en la capacidad de comunicarse con las energías de la naturaleza. Los ancianos eran vistos como vínculos directos entre el pueblo y el Espíritu, y sus palabras se tenían en alta estima. Cuando surgían preguntas, el Anciano tomaba una pequeña bolsa, que quizás contenía garras, dientes, bigotes y huesos de animales sagrados, que, después de una rápida sacudida, se volcaba y se permitía que el contenido se derramara al azar en el suelo. Dependiendo de dónde y cómo cayeran, y de los patrones que formaran, el Anciano obtendría información relevante para el buscador interpretando los mensajes ofrecidos por los animales representados por las garras y los dientes.
Desarrollado teniendo en mente las energías correspondientes de las cuatro direcciones, el 'Oráculo de ensueño animal' exclusivamente australiano abraza este antiguo concepto de una manera más acorde con nuestros tiempos. En lugar de las tradicionales garras y huesos, presenta las energías animales a la gente como retratos bellamente ilustrados, con cada animal